sábado, 20 de abril de 2013

Cupcakes de Fresones de Huelva en temporada de fresas, claro!


Hoy vengo con una receta de esas que son "obligadas" en cierta época del año: La temporada de fresas!!

Es que, los dulces con fresas, son lo más: fresas con nata, fresas con leche condensada, batido de fresa, cupcakes de fresa, tarta de fresas,....

Y es que los postres con fresas (y con fruta en general) me hacen pensar que soy una niña buena, y al comer fruta, y echarle fruta al postre, ya no es tan.... contundente! Vamos, que no tiene tantas calorías! Jejejje, ilusa de mí!

En fin, las fotos de este post, aunque son muy poquitas, son las de este año. Pero ya os digo que estos cupcakes los hago cada vez que llega la temporada de fresas, porque están riquísimos y son facilísimos de hacer y decorar (la propuesta que aquí hago, claro, allá cada uno con sus aptitudes artísticas).

El año pasado hice el buttercream con puré de fresa, pero no me quedó todo lo consistente que me hubiera gustado, y llevaba un porrón de azúcar. Eso sí, he de decir que estaba delicioso! Sin embargo, desde hace unos meses atrás, probé las "pastas de sabores", entre ellas la de fresa, y me decidí a usarla en el buttercream de estos cupcakes. De hecho, no tiene nada que envidiar a la otra hecha con puré (más engorrosa de hacer, y con el inconveniente estético que os he comentado): da color, da sabor, e incluso alguna pepita se cuela al buttercream dando ese efecto realista.... Y es que la pasta de fresa está hecha con fresa de verdad!

Bueno, vamos con la receta (inspirada en la de Alma Obregón, de sus cupcakes de fresa):

Con esta receta salen más o menos, unos 16 cupcakes (dependiendo del tamaño de tus cápsulas):

Para el bizcocho:
  • 120 g de mantequilla sin sal a punto de pomada
  • 180 g de azúcar blanco
  • 2 huevos M
  • 230 g de Harina bizcochada con un poco de harina de fuerza (lo hice para aprovechar un poquito que me quedaba de la de fuerza, practicidad ante todo).
  • 1 Cucharadita de levadura Royal
  • 120 ml de leche entera
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla (podríais echarle una cucharadita de fresa en pasta, para que el bizcocho supiese a fresa y tuviese un ligero tono rosado)
  • 200 Gr. fresones de Huelva

Para la buttercream:
  • 200 Gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
  • 200 Gr. de azúcar glass
  • 2, 3 o 4 cucharaditas de fresa en pasta (dependiendo del gusto de cada uno, y del color que se le quiera dar al buttercream. Yo creo que le eché 4).
Para decorar: Fresas enteras, las más bonitas y pequeñitas que vengan en el paquete.

En primer lugar, batimos la mantequilla con el azúcar hasta que la mezcla claree, y vamos añadiendo los huevos de uno en uno, batiendo rápido para darle a la mezcla aire. 
Una vez hecho esto, se va incorporando la harina tamizada con la levadura, y a la vez se va echando la leche con el extracto de vainilla disuelto en ella, para ir homogeneizando la masa. La batidora aquí debe estar lo más lenta posible, para no romper las burbujas creadas en el paso anterior y darle al bizcocho mayor esponjosidad. 

La mezcla, con esos fresones de Huelva que dan ganas de comer y no parar!

Una vez que está todo incorporado, dejamos de batir, y añadimos las fresas picadas en trozos grandes (o pequeños si os gusta más, yo los dejé más grandes), y mezclamos con una espátula, con movimientos envolventes.


Repartimos en los papelitos de cupcakes, y metemos al horno, que previamente hemos calentado a 170º. En unos 25 minutos debería estar listo, pero hay que ir comprobando con un palillo. Si sale mojado, dejamos un poco más.

Una vez listos, sacamos del horno, dejamos reposar 5 minutos en el molde, y finalmente los pasamos a la rejilla para que se enfríen.

Aquí se ven algunos cupcakes a medio decorar y otros donde se pueden ver los trozos grandes de fresón


Mientras vamos haciendo la buttercream, como sabéis batiendo a velocidad alta la mantequilla con el azúcar glas tamizado (siempre tamizar, muy importante!), y cuando esté bien homogéneo, se le añaden las cucharaditas de fresa en pasta al gusto. 

Decoramos los cupcakes una vez fríos (esto sí, o sí, porque el buttercream al ser de base de mantequilla, se os disolverá y acabaréis mojando el cupcake en sopa de mantequilla dulce jajaja....), con la boquilla 1M de Wilton, haciendo "rosas" de buttercream (se hacen situando la manga pastelera a 90 grados sobre el centro del cupcake, y haciendo espirales en el sentido de las agujas del reloj). 

Por último, ponemos la "guinda" en forma de fresa, para decorar.

Super apetecibles!

Como veis, muy facilitos, muy ricos y ante todo muy "buenos" para nuestra conciencia (de cara a la operación bikini). 

Este post es el último antes de mi viaje a Madrid con motivo de asistir a Expotarta, por segunda vez. Esta vez, una pena, no he podido conseguir plaza en ningún curso. El año pasado lo hice con Alma de Objetivo Cupcake, este año lo intenté, pero me quedé sin plaza, y los demás, o se salían del presupuesto, o no eran de mi prioridad. Aún así, visitaré la feria. 



Super concentrada yo, aprendiendo la decoración en buttercream que llevan estos mismos cupcakes

Con mi título, más feliz que una perdiz

Con Alma Obregón, de Objetivo Cupcake Perfecto

El grupito de alumnos de aquél curso, junto con Alma, y su Pinche (su mamá, que aparece sentada en primera fila)

Pero bueno, como no he podido coger curso, como premio de consolación..... CONCIERTO DE RAMMSTEIN! Sí, sí! Desde los 14 añitos siendo fan, y a estas edades, por fin, voy a escucharlos en directo!

De todas formas, espero postear desde Madrid. Pero con lo desastre que soy.... tampoco me fiaría mucho de mí!

Besos!


viernes, 12 de abril de 2013

Cupcakes de Vainilla con chips de chocolate versión Coockie Monster



¿Pero a quién no le puede gustar este personajillo?

Desde pequeña me ha fascinado el Monstruo de las Galletas, un poco porque se parecía a mí, volviéndose loco estos dulces (aunque yo no solo con esos, todo hay que decirlo...), y a día de hoy me trae buenos recuerdos de la infancia, viéndolo comer galletas con esos ojos desorbitados y bizcos!

El caso es que, con motivo de un cuentacuentos en el bar de un amigo (que por cierto, os dejo aquí el link se su Sport Cafe & Bar Gallery La Sala por si os apetece pasar una tarde curiosa), me encargó que hiciese unos cupcakes pensando en los más pequeños..... Pero con lo que él no contaba (pero yo sí, la verdad), es que estos cupcakes harían las delicias de mayores también!

En estos cupcakes no quise arriesgar mucho con los sabores, ya que estaban más enfocados a los gustos infantiles, y por tanto elegí la vainilla para el bizcocho, añadiéndole unas chips de chocolate, y también para la crema, por una sencilla razón: la buttercream de vainilla es la mejor a la hora de teñir, y como estos cupcakes tenían que ir de azul, pues...

Vamos con la receta e ingredientes:

Para el bizcocho:

  • 115 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
  • 220 g de azúcar blanco
  • 3 huevos M
  • 200 gr de harina bizcochada
  • 120 ml de leche entera
  • 2 cucharaditas de emulsión de vainilla
  • Gotas de chocolate (al gusto)
Para la buttercream:
  • 150 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
  • 200 gr de azúcar glass
  • 1 cucharadita de emulsión de vainilla o al gusto
  • 2-3 cucharadas de agua o cualquier líquido para mezclar (recomendable que no se ponga malo al estar fuera de la nevera)



En primer lugar montamos nuestro molde con las cápsulas para cupcakes.
Luego, batimos el azúcar con la mantequilla, que debe estar a temperatura ambiente, hasta que la mezcla blanquee, y en este momento, vamos añadiendo los huevos uno a uno (mejor si están a temperatura ambiente también), con la batidora al máximo de potencia, para intentar que la mezcla monte un poco. Una vez hecho esto, añadimos la harina tamizada poco a poco, y batimos a velocidad baja para no sobrebatir. Luego echamos la mitad de la leche (a la que hemos añadido la emulsión de vainilla), y volvemos a echar lo que quede de harina, para más tarde volver a echar lo restante de la leche. Por último añadimos las gotas de chocolate, mezclando bien con la espátula.

Aquí se ve la masa con las gotitas de chocolate, lista para repartir en las cápsulas


Repartimos en las cápsulas de cupcakes una porción de bola de helado mediana, y metemos en el horno a unos 170 grados (precalentado antes, claro), en la bandeja que esté en el medio.  

Una vez hechos, sacamos del horno, dejamos reposar unos 5 minutos, y los pasamos a la rejilla para que se enfríen.

Mientras, hacemos el buttercream. Batimos mantequilla con azúcar glass, y vamos añadiendo la emulsión, y conforme vayamos viendo la mezcla, añadimos 1, 2, 3 o 4 cucharadas de líquido. Hay que batir a potencia máxima. Luego, le echamos el colorante alimentario azul, hasta dar con el tono más parecido al que lleva Coockie Monster.

Para hacer la decoración de estos cupcakes, he usado la boquilla de césped de Wilton, para ahorrar tiempo (se podría hacer también con una redonda finita, si no tienes esta). Y hacemos los pelos como en filas, y más o menos caben unas 3 filas de pelo. Más que nada para darle un aspecto más "peludo", porque si hicieramos tres filas de pelo largas para tapar todo el cupcake..... pues quedaría más sosillo.

Acabados de hacer

Preparamos unas coockies, o bien las compramos hechas (yo las compré hechas, no os voy a mentir), y las partimos por la mitad, para colocarlas en lo que sería la boca del monstruo. Además, con pasta de azúcar blanca, hacemos bolitas, que serían los ojos, y luego otras más pequeñas en negro, que aplastamos encima de la blanca, para crear la pupila. Y no os olvidéis de ponerlas bizqueando, que si no no tiene gracia!





Y la mejor foto de todas... homenaje al personaje más loco de todo The Walking Dead:

Coockie Monster Gobernador, producto de mi falta de pasta de azúcar blanca. No puede haber algo más loco que un Coockie Monster fusionado con el Gobernador de The Walking Dead! 

Es que estos cupcakes los hice tras verme el último capítulo de la segunda temporada y me quedé...."tó crazy" jajajajaj!


Eso es todo por hoy!

martes, 2 de abril de 2013

Torrijas en dos variantes, como siempre, a destiempo



Muy buenas!

Hoy os traigo la receta de las torrijas que hice con mi mami para esta pasada Semana Santa. Yo como siempre, a destiempo.

Pero es que entendedme: Turismo, Sevilla, Semana Santa.... si unimos eso a la palabra "trabajo", ya me entendéis!

Bueno, el caso es que no sé si llamar a esto "receta", y os explico el por qué: Como todas las recetas de las buenas mamis (seguro que tenéis alguna buena mami, como las de antes, en vuestra casa o círculo), esta receta no lleva medidas justas. Es decir, que no os puedo poner las medidas exactas de los ingredientes. Las mamis son así!

Además, este post, creo que va a ser el primero sin fotos (al menos de la receta en sí). Muy fuerte. Porque no me dio tiempo a sacar ni una! De todas formas, creo que no es necesario, que a estas alturas las torrijas son conocidas en medio planeta! Sí me hubiera gustado sacar fotos, sin embargo, de la variante que hice con miel de caña... Pero qué remedio!


Así que bueno, vamos con la receta! (Intento poneros los máximos datos posibles)

Torrijas de vino con miel de flores y torrijas de vino con miel de caña (inspiradas por Gusi). Receta de mi mami

Ingredientes:

  • Pan para torrijas (el mejor para mi gusto es el del Horno San Buenaventura, claro, que cada quien use el que más le guste y tenga disponible, ya que creo que San Buenaventura es empresa sevillana...). 2 paquetes de tamaño mediano (yo quería minitorrijas para hacer unos cupcakes, pero fue imposible encontrar el pan de torrijas en versión mini. Otro año será).
  • 1 litro de Miel de Flores
  • 250 ml de Miel de Caña (si podéis comprar un poco más, mejor, yo me quedé corta y se quedaron para mi gusto un poco secas).
  • 1 cartón de vino blanco (que conste que no se usó entero jejeje! Cada uno que las cargue más o menos, al gusto :P)
  • Agua (este dato es que es a ojo....no sé cuánta usamos).
  • Huevos (creo que para todas las torrijas usamos unos 4 huevos M, pero dependerá de cuántas torrijas vayáis a hacer). 
  • Aceite de girasol, o algún otro que sea suave, sin mucho sabor. 
Para comenzar preparamos un plato con una mezcla de agua y vino (la proporción os la dejo a vuestra elección, nosotros somos bastante borrachines....), y dejamos cerca el vino y el agua porque habrá que ir reponiendo la mezcla. 
Preparamos otro plato con los huevos batidos (clara y yema) justo al lado del otro, en plan cadena de montaje. 
Dejamos un plato vacío en tercer lugar.
Ponemos el aceite en el fuego. El fuego tiene que ser muy alto, para que al echar las torrijas, éstas se doren y frían rápidamente y no absorban el aceite, si no quedarán.... asquerosas.
Justo al lado ponemos una olla con toda la miel de flores (para la versión de miel de caña, hacemos lo mismo, claro está, pero más tarde. O si queremos hacer solo un tipo, pues solo un tipo), también al fuego, más bien bajito. Y, con el mismo recipiente donde venía la miel, lo tomamos como medida, lo llenamos casi entero y lo echamos en la olla junto con la miel para rebajarla.

Pues bien, una vez hecho esto, lo demás es coser y cantar. 

Vamos cogiendo el pan, lo mojamos en el primer plato (el del vino y agua), luego lo rebozamos en el segundo (el que lleva huevo) y lo ponemos en el tercero que está vacío. Personalmente, os aconsejo que hagáis las torrijas con otra persona, a ser posible una mami (para mí es una tradición), y que el paso del "plato vacío" os lo saltéis. Y os digo dos razones de muchísimo peso: Si no freís las torrijas rápido, absorberán el huevo y no quedarán igual, y encima, no cultivaréis vuestra relación con esa mami elegida, que seguro que será muy especial para vosotros ;)

Bueno, tras esto, freímos las torrijas, teniendo en cuenta que el aceite esté muy caliente, incluso burbujeante, y que haya bastante cantidad, que floten. Hay que sacarlas cuando las veáis doradas. Al principio cuesta cogerle el truco, y puede ser que os salgan las primeras regulín...Ah, y que conste que depende de qué aceite y de vuestra maña, el aceite quedará más o menos negro, con impurezas.... Si veis que las torrijas salen muy negras o con impurezas, cambiad el aceite. No hay más que eso.

Tras freírlas, directamente, las echamos en la olla que tiene la miel rebajada, y bañamos gentilmente. 

De ahí, al plato, o al tupperware. Eso sí, si hacéis muchas, como es mi caso, y las almacenáis en tuppers, echad la miel rebajada también dentro, para que conserven la jugosidad. Uno o dos dedos bastarán. E id sirviendo primero las de abajo, que son las más jugosas, porque son las que han estado dentro de la miel. 

A mí personalmente me gustan más acabadas de hacer, calientes. Hay otras personas que las prefieren "asentadas" el día después. Pero esto ya son gustos personales!

Para las torrijas de miel de caña, el proceso es el mismo. Salen mucho más oscuras que las otras, de color casi marrón mientras que las otras son doradas, debido al propio color de la miel de caña. 

Personalmente.... me quedo con las de miel de caña! Me han sorprendido gratamente! 

En cuanto a cosplay se refiere..... vendrán noticias próximamente!

Y en el próximo mi post.... mi primera tarta corporativa!